Un montañero llamado Núñez, en su intento por coronar el Parascotopetl, el Matterhorn de los Andes, resbala y cae por una ladera nevada. Al incorporarse comprueba aturdido que se encuentra en un valle aislado del resto del mundo por profundos precipicios, el País de los Ciegos. Los ancestros de sus habitantes huyeron de la represión española y una extraña enfermedad se propagó entre ellos, provocando que todos sus descendientes nacieran ciegos. Núñez cree que será fácil dominarlos, ya que según el refrán «En el país de los ciegos, el tuerto es el rey»...
Publicado en 1904 en The Strand Magazine, este relato es uno de los textos más brillantes sobre la ceguera como metáfora. Aborda temas como el conocimiento humano y la sociedad, y muestra de qué manera la comunidad somete al diferente a sus creencias, eliminándolo por ser distinto.
Lamento haber descubierto a Wells a principios de nuestro siglo: me gustaría poder descubrirlo ahora para sentir
aquella deslumbrante y, a veces, terrible felicidad.
Jorge Luis Borges
El país de los ciegos
Un montañero llamado Núñez, en su intento por coronar el Parascotopetl, el Matterhorn de los Andes, resbala y cae por una ladera nevada. Al incorporarse comprueba aturdido que se encuentra en un valle aislado del resto del mundo por profundos precipicios, el País de los Ciegos. Los ancestros de sus habitantes huyeron de la represión española y una extraña enfermedad se propagó entre ellos, provocando que todos sus descendientes nacieran ciegos. Núñez cree que será fácil dominarlos, ya que según el refrán «En el país de los ciegos, el tuerto es el rey»...
Publicado en 1904 en The Strand Magazine, este relato es uno de los textos más brillantes sobre la ceguera como metáfora. Aborda temas como el conocimiento humano y la sociedad, y muestra de qué manera la comunidad somete al diferente a sus creencias, eliminándolo por ser distinto.
El país de los ciegos
Lamento haber descubierto a Wells a principios de nuestro siglo: me gustaría poder descubrirlo ahora para sentir
aquella deslumbrante y, a veces, terrible felicidad.
Jorge Luis Borges
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