«Isabelle Dumarchey tenía diez años cuando una gitana le pronosticó que moriría sedienta y de pie, tal vez bailando, en un día de invierno muy lluvioso, de un año imposible de determinar. Sus padres no le dieron mayor importancia a esas palabras.» A partir de ese momento toda su vida consistirá en evitar esas circunstancias, siempre alrededor de una fecha determinada. Cada año, al acercarse el día, vivirá aterrada por la posibilidad de que acontezcan los elementos que confirmarían el fatal augurio.
Ilustrado por: Anuska Allepuz
«La literatura de Enrique Vila-Matas tiene esa corporeidad inaprensible de las atmósferas kafkianas. [...] Los lectores de Vila-Matas (nunca mejor dicho, tratándose de unos entes que el mismo autor ha ido creando a lo largo de su trayectoria) forman parte de su mundo. Apreciar su literatura no quiere decir otra cosa que entender su mecanismo de representación.»
J. Ernesto Ayala-Dip, El País, Babelia
El día señalado
Ilustrado por: Anuska Allepuz
«Isabelle Dumarchey tenía diez años cuando una gitana le pronosticó que moriría sedienta y de pie, tal vez bailando, en un día de invierno muy lluvioso, de un año imposible de determinar. Sus padres no le dieron mayor importancia a esas palabras.» A partir de ese momento toda su vida consistirá en evitar esas circunstancias, siempre alrededor de una fecha determinada. Cada año, al acercarse el día, vivirá aterrada por la posibilidad de que acontezcan los elementos que confirmarían el fatal augurio.
El día señalado
«La literatura de Enrique Vila-Matas tiene esa corporeidad inaprensible de las atmósferas kafkianas. [...] Los lectores de Vila-Matas (nunca mejor dicho, tratándose de unos entes que el mismo autor ha ido creando a lo largo de su trayectoria) forman parte de su mundo. Apreciar su literatura no quiere decir otra cosa que entender su mecanismo de representación.»
J. Ernesto Ayala-Dip, El País, Babelia
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