Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos
Prólogo de Manuel Rivas.
Este inclasificable libro une con lucidez la profundidad del trabajo ensayístico de John Berger sobre el arte con la riqueza emocional de su trabajo narrativo y poético. Por primera vez se sirve de sus modos de ver para examinar su obra, sus emociones, y cuestiona aspectos trascendentes como las razones que nos llevan a amar. Las respuestas de Berger, misteriosas por su sutileza, son esperanzadas y necesarias. En este libro, posiblemente su obra más íntima, el autor pasa revista a una serie de experiencias que son tan esenciales, tan familiares (el amor y el tiempo, la ausencia y la distancia, el arraigo y el alejamiento) que casi hemos olvidado la manera de sentirlas en nuestra vida.
Como señala Manuel Rivas en su hermoso prólogo para esta edición, «toda la obra de John Berger es un laborioso avance por la incerteza, merodeando, sin pisar. Y eso es lo que permite ver lo imprevisible, pero también crear lo jamais vu, otras especies, otras realidades. El realismo de Berger consistía en ir más allá de la realidad».
«Toda su obra literaria es el testimonio de alguien que contempla un universo que se desvanece ante sus ojos, ya se trate de la gran pintura europea o de la vida en los pequeños pueblos de la Europa rural».
Javier Rodríguez Marcos, El País
Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos
Prólogo de Manuel Rivas.
Este inclasificable libro une con lucidez la profundidad del trabajo ensayístico de John Berger sobre el arte con la riqueza emocional de su trabajo narrativo y poético. Por primera vez se sirve de sus modos de ver para examinar su obra, sus emociones, y cuestiona aspectos trascendentes como las razones que nos llevan a amar. Las respuestas de Berger, misteriosas por su sutileza, son esperanzadas y necesarias. En este libro, posiblemente su obra más íntima, el autor pasa revista a una serie de experiencias que son tan esenciales, tan familiares (el amor y el tiempo, la ausencia y la distancia, el arraigo y el alejamiento) que casi hemos olvidado la manera de sentirlas en nuestra vida.
Como señala Manuel Rivas en su hermoso prólogo para esta edición, «toda la obra de John Berger es un laborioso avance por la incerteza, merodeando, sin pisar. Y eso es lo que permite ver lo imprevisible, pero también crear lo jamais vu, otras especies, otras realidades. El realismo de Berger consistía en ir más allá de la realidad».
Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos
«Toda su obra literaria es el testimonio de alguien que contempla un universo que se desvanece ante sus ojos, ya se trate de la gran pintura europea o de la vida en los pequeños pueblos de la Europa rural».
Javier Rodríguez Marcos, El País
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