En Un hijo de nuestro tiempo Horváth se convierte en fiel cronista de su época. Es capaz de reproducir los usos del lenguaje fascista tanto a nivel militar como civil y de mostrarnos a través de ellos cómo el individuo de a pie adopta sin más los tonos por los que ya se ha dejado seducir. Si en Juventud sin Dios el maestro tenía una sensación ambivalente respecto a ello, el soldado de Un hijo de nuestro tiempo está entusiasmado con los usos del Estado fascista y habla siguiendo el modelo ideal de lenguaje tipificado por los nacionalsocialistas.
Esta novela, escrita en 1937, es un brillante retrato de aquellas personas que durante años obedecieron, admiraron y ejecutaron las consignas del nazismo.
Traducido por: Isabel Hernández
«Nunca se ha expresado tan vivamente el apasionado deseo de aquella juventud de escapar de una atmósfera envenenada por los odios políticos
y las pasiones sociales».
Stefan Zweig
Un hijo de nuestro tiempo
Traducido por: Isabel Hernández
En Un hijo de nuestro tiempo Horváth se convierte en fiel cronista de su época. Es capaz de reproducir los usos del lenguaje fascista tanto a nivel militar como civil y de mostrarnos a través de ellos cómo el individuo de a pie adopta sin más los tonos por los que ya se ha dejado seducir. Si en Juventud sin Dios el maestro tenía una sensación ambivalente respecto a ello, el soldado de Un hijo de nuestro tiempo está entusiasmado con los usos del Estado fascista y habla siguiendo el modelo ideal de lenguaje tipificado por los nacionalsocialistas.
Esta novela, escrita en 1937, es un brillante retrato de aquellas personas que durante años obedecieron, admiraron y ejecutaron las consignas del nazismo.
«Nunca se ha expresado tan vivamente el apasionado deseo de aquella juventud de escapar de una atmósfera envenenada por los odios políticos
y las pasiones sociales».
Stefan Zweig
Un hijo de nuestro tiempo
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