El rinoceronte del rey nos lleva de viaje por la Europa del Renacimiento para descubrir la verdadera historia que inspiró a Durero y su célebre rinoceronte.
Casi recién estrenado el siglo XVI, en una Europa todavía recelosa y cerrada en sus fronteras, la llegada del rinoceronte Ganda a Lisboa provocó una enorme curiosidad. Tanto, que las distintas cortes europeas hicieron todo lo posible por conseguir noticias de aquel increíble animal al que, sin verlo y basándose solo en descripciones, dibujó Alberto Durero.
El rinoceronte del rey, ilustrado con linóleos de Antonio Santos, muestra cómo en ocasiones las historias reales pueden llegar a ser tan apasionantes y llenas de sorpresas, o más, que las mejores aventuras de ficción.
Ilustrado por: Antonio Santos
«Es un gusto leer la prosa ingeniosa, pulcra y llena de claridad de uno, y cotejarla con los dibujos inquietantes y llenos de penumbras del otro. Forman entre los dos un claroscuro tan armonioso y enigmático como el clown y el augusto, o como Jekyll y Hyde, o como un buen contrapunto en la música».
Luis Landero
El rinoceronte del rey
Ilustrado por: Antonio Santos
El rinoceronte del rey nos lleva de viaje por la Europa del Renacimiento para descubrir la verdadera historia que inspiró a Durero y su célebre rinoceronte.
Casi recién estrenado el siglo XVI, en una Europa todavía recelosa y cerrada en sus fronteras, la llegada del rinoceronte Ganda a Lisboa provocó una enorme curiosidad. Tanto, que las distintas cortes europeas hicieron todo lo posible por conseguir noticias de aquel increíble animal al que, sin verlo y basándose solo en descripciones, dibujó Alberto Durero.
El rinoceronte del rey, ilustrado con linóleos de Antonio Santos, muestra cómo en ocasiones las historias reales pueden llegar a ser tan apasionantes y llenas de sorpresas, o más, que las mejores aventuras de ficción.
El rinoceronte del rey
«Es un gusto leer la prosa ingeniosa, pulcra y llena de claridad de uno, y cotejarla con los dibujos inquietantes y llenos de penumbras del otro. Forman entre los dos un claroscuro tan armonioso y enigmático como el clown y el augusto, o como Jekyll y Hyde, o como un buen contrapunto en la música».
Luis Landero
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